lunes, 30 de enero de 2012

El punk y el hardcore en un diccionario editado en España.

Cabe decir que no comparto del todo este artículo, ni que el DIY sea "autogestión", "filosofía" o "anarkismo", dentro de las ideas y teorías no nos podemos permitir dejar pasar procesos de usurpación emparentados con lo postomoderno y new age, al punk y todo su círculo se ha alimentado en este sentido de abstracciones metafísicas, duela a quien le duela. Posteo esto ya que los chicos redactaron esto me caen bien, simple y llanamente.


No fue en 1974 con los Ramones en Nueva York. Tampoco con los Sex Pistols en Londres, allá por 1976. Las primeras notas en las que se puede reconocer el sonido punk se escucharon en 1964 en la municipalidad de Lince, en pleno corazón de Lima, de la mano de Los Saicos.

Es posible que la afirmación sea interpretada como un sacrilegio por los aficionados a la música contundente de toda la vida, pero la historia de este género está confeccionada por un puñado de anécdotas como la protagonizada por la agrupación peruana, pioneros del rock en su terruño. De recopilarlas para el Diccionario Punk y Hardcore (España y Latinoamérica) se encargó Zona de Obras (grupo especializado en el desarrollo de actividades culturales).

El libro editado por Fundación Autor, que acaba de publicarse en el país europeo, no se limita a hacer acopio de un cúmulo de biografías, sostiene su coordinador, Rubén Scaramuzzino. El texto rastrea las particularidades de la adaptación del género en las diferentes regiones y ante circunstancias tan diversas como una dictadura militar o el goteo incesante de exiliados involuntarios que cruzan fronteras. De ahí la riqueza que atesora sus páginas, empapadas todas de latinidad, como la música que ensalzan.

Porque fue la relación del punk con la noción de crisis “lo que le permitió calar tan hondo en esa América que está al sur del río Bravo”, explican sus autores en el prólogo del libro, “Junto con el heavy metal, añaden, el primer punk se convirtió en la banda sonora de las realidades que vinculan a toda la región –pobreza, corrupción, desigualdad, represión–”. El leitmotiv, en definitiva, “de los hijos de la clase trabajadora que no querían saber nada con las utopías, la paz ni el amor”.

Jóvenes de clase media y alta con acceso a discos de importación y dispuestos a perturbar el orden abrazaron en el ocaso de los regímenes militares la asonada inicial del punk en Latinoamérica. Dos décadas después, en los ochenta, en plena ola neoliberal se produjo una segunda avanzada que “conectó con el sector obrero, las consignas políticas y, a su vez, con el hardcore, el heredero radical del género en lo musical e ideológico”, señala el texto.

Ecuador, por supuesto, no se mostró indiferente al movimiento. El Diccionario recoge veintisiete referencias vinculadas al país (la mayoría son bandas con material publicado hasta el 2008). De su elección se encargaron Tania Navarrete y José Luis Jácome, de la revista Dogma. Desde el 2006 colaboran como corresponsales para Zona de Obras. “Les avala su experiencia directa con la escena musical emergente”, advierte Scaramuzzino.

En su construcción de la radiografía del género en territorio patrio destacan dos polos de experimentación rítmica: Quito y Guayaquil. La agrupación referente: Descontrolados, una verdadera leyenda con dos registros discográficos editados por un sello de cumbia chicha y cuyo irreverente líder, Orlando Aníbal Ambruzzini (alias Prema), fue asesinado días después de la salida al mercado de su segundo trabajo.

La consolidación del movimiento punk y hardcore solo se produjo a mediados de los noventa, gracias a la influencia de bandas españolas y colombianas (medellinenses, principalmente). También pesó, asegura Jácome, “la popularización del formato CD, el incremento de shows en el país y la edición de material por parte de diversas bandas”. “Guayaquil vivió una ola alrededor del nuevo sonido punk americano y Quito radicalizó sus ideas en torno al anarkismo, el D.I.Y. (ética del Hazlo Por Ti Mismo) y la marginalidad”, apunta Navarrete.

Cualquier alarde de fanatismo no esconde una realidad: hay un nicho de mercado pero no existen circuitos de tocadas ni sellos fuertes que respalden el movimiento en estado emergente. Algunos grupos consiguen tocar en festivales y lentamente aparecen unos cuantos programas en internet y otros, esporádicos, en emisoras radiales. La producción audiovisual es nula. Jácome cree que es la práctica D.I.Y la que “mantiene el espíritu punk ecuatoriano más vivo que nunca”.

Navarrete, por su parte, augura un futuro “prometedor” con “una escena que está construyendo sus íconos y apropiándose de nuevos espacios” aunque habla de una necesidad imperiosa: la de emprender una transición filosófica del D.I.Y. al D.I.T. (del Hazlo Por Ti Mismo al Hazlo Grupalmente).

En Ecuador

Un libro. El Arte de la Rebelión es un texto redactado por A.S. Van Dorton, Erik Davis, Nicholas Reville y Alberto Castillo que recoge la historia del punk y el hardcore.

Recopilatorios. La Historia del Punk hardkore ekuatoriano es una radiografía de la escena nacional entre 1983 y 2008. Sin fronteras ni banderas reúne a agrupaciones ecuatorianas y de otros rincones de América Latina.

Las bandas. A los Descontrolados se suman Mortal Decisión (continúan tocando), Retake (anarko punk), Notoken (punk hardcore) y Diez 80, 69 segundos, Amigos de lo Ajeno (new school punk). Entre las más populares ahora se hallan Tanque, Muscaria...

Filosofía D.I.Y. Bajo esta premisa resalta el trabajo de Juana La Loka, Los Puntas, La Bestia, Escape del Matadero...

PATRICIA VILLARRUEL | MADRID

Fuente: http://www.eluniverso.com/2012/01/30/1/1380/punk-hardcore-un-diccionario-editado-espana.html


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